Consejos para que tu perro disfrute lo máximo este verano
El verano mola. Días largos, terrazas, playa, helados, siestas eternas… Pero mientras tú te tomas un café con hielo, tu perro está tirado en el suelo buscando la sombra más fresca del planeta. Y lo peor es que a veces no nos damos cuenta de que el calor, para ellos, no es ninguna broma.
Los perros no sudan como nosotros. No tienen aire acondicionado, ni abanico, ni se pueden quitar el pelaje. Solo pueden regular su temperatura jadeando y, en parte, por las almohadillas de las patas. Por eso, cuando suben los grados, depende totalmente de ti que no lo pase mal… o muy mal.

Uno de los errores más comunes (y peligrosos) es salir a pasear a pleno sol, como si nada. A ti te puede dar el sol en la cara y sudar un poco, pero tu perro va a ras del suelo, tragándose el calor que sube del asfalto. Y sí, ese mismo suelo que tú no podrías pisar descalzo en agosto sin soltar un grito. Él lo aguanta en silencio… hasta que ya no puede más.
Y luego está el tema del coche. Aquí no hay debate: ni cinco minutos, ni con las ventanillas bajadas, ni “solo bajo a por el pan”. Dentro de un coche cerrado la temperatura sube tan rápido que puede volverse mortal en cuestión de minutos. Más de un susto (y más de una desgracia) ha pasado por pensar que “no pasa nada”.
También es fácil olvidar algo tan simple como el agua. Tu perro necesita tener agua limpia y fresca siempre a su alcance. No vale con llenar el cuenco por la mañana y ya. El agua se calienta, se evapora o se ensucia. Lo ideal es que la renueves a menudo, y si salís, lleva una botella y un bebedero plegable. Hay mil opciones cómodas y baratas, y te ahorras un buen susto.
En general, se trata de aplicar el sentido común. Si hace mucho calor, no lo fuerces a correr, ni a jugar sin parar, ni a acompañarte de compras todo el día. Igual que tú eliges cuándo moverte o cuándo quedarte en casa, él también debería tener esa opción. Si lo ves buscar sombra, tumbarse, caminar más lento o jadear como si viniera de correr una maratón… escúchale. No es vago, ni viejo, ni cabezón. Es un perro intentando no fundirse.
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Cuidar de tu peludo en verano no es difícil, solo requiere un poco de atención y empatía. Porque al final, tú puedes ponerte en bañador, beberte un mojito y meter los pies en la piscina. Él solo te tiene a ti.
Haz que este verano sea cómodo, seguro y feliz para los dos. 🐾
